sábado, 7 de junio de 2014

Agonía

Llorar por tenerlo todo y por no tener nada, por ser despreciable e invisible, por desesperación.
Como duelen esas lágrimas que al mismo tiempo todo lo curan y lo arruinan, por ser tan inoportunas en los peores momentos de soledad, cuando uno desea la presencia de nadie y éstas bochornosas gotas de agua que se escapan por nuestros ojos se convierten en personas que están ahí recriminándonos nuestros errores y fracasos. Aaay, si tan sólo dependiera de nosotros...
Tristeza y frustración, nada más. O ira y pena. O sólo lágrimas sin sentido? 
Que difícil se vuelve todo cuando uno se pone a analizar ciertas cosas, que ganas de elegir nosotros mismos lo que queremos conservar y que no, o lo que tiene el derecho de hacernos mal.
Es triste cuando explotamos y cuando callamos lo que nos está pidiendo a los gritos salir. Cuando queremos exponer nuestras ideas pero con tan sólo una palabra no nos lo permiten y nos humillan cuales seres insignificantes creen que somos.
Cuánto dolor por tan poca cosa.
Las lágrimas de alegría no existen. Sólo es un reflejo de lo que sabemos que nos va a hacer mal por la cosa por la cual lloramos. Confundimos cariño con aborrecimiento. ¿Porque estamos desesperados de atención?, ¿o porque somos tan ignorantes que nos creemos la hipocresía de algunas personas?
Decimos que solamente los cobardes son los que se dejan llevar por los comentarios de la gente y se terminan auto destruyendo, pero, ¿acaso las lágrimas de los pensamientos que nos guardamos para nosotros mismos y descargamos en la ducha o en la almohada no lo son también?
Sólo se trata de una cuestión de perspectiva, depende de donde y como lo mires, somos todos el mismo ser infeliz con un alma destruida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario